En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: - «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
El les contestó: - «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: - «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, -fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
COMENTARIO.-
El Evangelio que nos presenta la liturgia del domingo, es un evangelio directo y claro a la religión, a sus seguidores y al compromiso social de la religión.
Marcos, el evangelio más antiguo y directo, presenta a Jesús en conflicto con los sectores más piadosos de la sociedad judía. Entre sus críticas más radicales hay que destacar dos. El escándalo de una religión vacía de Dios, y el pecado de sustituir su voluntad que sólo pide amor por tradiciones humanas
Efectivamente, este evangelio pone al descubierto el peligro de engaño que tiene la religión. Es el engaño que se produce en todo el que antepone el ritual a la ética. Porque la honradez, la bondad, la sinceridad, la honestidad, todo eso no nace del ritual, sino del corazón. Jesús lo afirma rotundamente. Y la vida nos enseña que hay gente que se pasa años y años siguiendo escrupulosamente rituales, sacramentos y normas eclesiales, pero sabemos que, después de tantos años de fidelidades religiosas, su vida sigue posiblemente vacía, porque sus rituales se han convertido en su rutina, que no le transforma en nada.
Consecuencia de todo esto, es un abandono de Dios. Porque una religión ritualista se olvida de Dios y por lo tanto orienta la voluntad de Dios hacia otros intereses. Que nos llevan a que de nosotros nazca, la codicia, las injusticias, los malos propósitos, etc…, que dan lugar a esta devastadora crisis económica que estamos padeciendo.
Éste puede ser hoy nuestro gran pecado. El estar agarrado a una religión que presenta síntomas de estar desgastada y sin fuerzas para transformar las vidas de sus seguidores, pues cada vez somos menos y parece que nos da igual. Y todo ello, es porque nos hemos apartado del proyecto de Jesús: la construcción de un mundo nuevo según el corazón de Dios, ya que seguimos honrando a Dios sólo con los labios.
QUE TU CORAZÓN NO ESTÉ LEJOS DEL PROYECTO DE JESÚS.
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