Han transcurrido nueve días de la muerte de mi hermana, Mari. En mis cincuenta años de vida, no he vivido una experiencia más dolorosa. La muerte de mi Padre Luis, supuso un gran dolor, pues también murió joven a los setenta años; pero quizás se comprendió y acepto, como una cosa más natural de la vida, que los hijos entierren a sus padres. Pero la muerte de mi hermana en la plenitud de su vida, con cuarenta y nueve años, ha sido un duro golpe para todos, y especialmente para mí, que me considero hombre de fe.
Por eso, debo de confesar públicamente que me ha costado muchísimo, el volver a escribir en el blog. Pues la verdad, no es nada fácil encajar un golpe así. Me resulta incomprensible que pueda desaparecer una vida en lo mejor de su crecimiento y vitalidad. Y digo que, me ha costado volver a escribir, porque dentro de mi aflora un sentimiento de rebeldía. No sé ni contra qué ni contra quién.
Todos los pensamientos de estos días han girado sobre la realidad de la vida, que es así y no tiene otra vuelta de hoja. Pero realidad que, por un momento nos da la impresión de que todo se desbarata, de que todo un proyecto de vida, cargado de muchas posibilidades no se ha podido realizar. Todos los planes, las esperanzas, las opciones que he hecho parecen que son como humo que se lleva el viento y desaparece.
No sé querida hermana, como comprender esto desde nuestra fe, de esa fe que juntos hemos compartido. Desgraciadamente contigo, he comprendido que este es el gran misterio de la muerte y de la vida. Puede haber vidas jóvenes llenas, completas ante Dios y puede haber vidas adultas, cargadas de años que no han llegado a madurar en amor.
Mañana es Nochebuena, todos en casa te recordaremos, no por tú ausencia, sino por tú presencia. En tí hemos aprendido, lo que nació en ese portal de Belén. El niño que nace, es esperado porque en su humanidad se reflejo el verdadero amor que su Padre Dios nos tiene a todo el ser humano. Lo mismo que hemos aprendido de tí:"No podemos tener experiencia divina de amor, si no se vive primero la experiencia humana del amor". Y este será nuestro verdadero significado de la navidad.
Dentro de mí, quedan muchas cosas, que en estos momentos no puede escribir y que poco a poco iré floreciendo a la luz de tus recuerdos, de tu compañía en los cosas que el día a día me irán dando de tí.
Te quiero. El Nene.
jueves, 22 de diciembre de 2011
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Ante todo recibe mi pésame, que de poco vale. Entiendo tu rebeldía. Hoy por la Puertaferrisa, si has estado en Barcelona sabrás que es un lugar muy concurrido, un hombre gritaba a plena voz: "La gente roba, otros se mueren de cáncer y dicen que hay Dios. Que ese Dios se vaya a la m..." A parte de que no debía estar en sus cabales, he pensado, qué dolor tan grande debía llevar en su corazón. La oración de imprecación, también es oración. Y Dios que lee el fondo de nuestro corazón, la debe aceptar con agrado. Un abrazo: Joan Josep
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