martes, 27 de diciembre de 2011

LOS EVANGELIOS, FUENTE DE LIBERTAD.

Queridos Amigos.

Al parecer el escrito:"DAR LA COMUNION A LOS DIVORCIADOS Y VUELTO A CASAR". Tiene su gran diferencia.

Muchas gracias, a todos por vuestros consejos, a los que no estáis de acuerdo con mi forma de pensar y a los que me habéis manifestado vuestra inquietud y paralelismo. Todos, me demostráis sin duda alguna, vuestra gran amistad y cariño.

A todos, los que no estáis de acuerdo con mi razonamiento, os quiero decir; que, por mucho que leo mi escrito, no encuentro en él, nada que pueda confundir a mis lectores, ni a ningún creyente, ni a ningún miembro de la Iglesia.

Pues, no trato de poner en discusión la visión cristiana del matrimonio, lo que intento es pensar: ¿qué actitud debemos de adoptar ante tantos hombres y mujeres, muchas veces amigos y familiares nuestros, que han roto su unión matrimonial y viven en la actualidad otra unión, que no está bien considerada por la Iglesia?.
Debemos de recordar que los divorciados que se han vuelto casar civilmente siguen siendo miembros de la Iglesia. No están excomulgados; no han sido expulsados de la Iglesia. Luego si esto es así, no tiene sentido participar en una comunidad eclesial, que no deja sentarte a la mesa compartida de Cristo. Mesa compartida, que es el pleno encuentro de la comunidad.

Lo que digo es, que posiblemente nosotros no los comprendemos, y no es que no los comprendamos, es que no somos nadie para juzgarlos. Los hermanos divorciados no deben de buscar nuestro perdón, sino la voz amorosa de Dios en su conciencia. Porque ¿quién somos nosotros para negarles que se siente a la mesa de Jesús?. Jesús, lo único que nos recordó, es que antes de sentarse a su mesa, si tenías algún problema con tú hermano, dejaras tú ofrenda en el altar, te reconciliaras con tú hermano y entonces volviera nuevamente a la mesa. No le negó a nadie su mesa. Pues, Él siente, la debilidad humana, que es reconfortada con el perdón. Por eso, Dios Padre seguro que los comprende y les habla en la voz de sus conciencia desde su infinita misericordia, amor, comprensión y compasión. Y por lo tanto, yo pienso que, desde la voz de su conciencia, están llamados a sentare o no, en la mesa compartida del amor de Cristo.

En cuanto a la interpretación de los evangelios que hago, que algunos dicen que están fuera de órbita. Quiero decir que, es importante tener en cuenta, que ellos son la recopilación de "recuerdos", que los primeros cristianos fueron recopilando, para que a lo largo de la historia, los hombre podamos seguir siendo testigo de la luz de Cristo.

Los Evangelios, deben de interpelarnos a todos los seguidores de Jesús, en nuestros días y, a cada uno posiblemente nos ilumine en nuestros caminar de forma muy distinta. Lo importante, es todas ellas nos lleven al verdadero encuentro con el amor de Dios en nuestros hermanos.

Dijo Jesús a la gente: " Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. " Lc 8, 16-18

La luz se enciende para ver, pero para ver todo lo que se tiene que ver, no sólo lo que a nosotros nos interesa ver. Una luz encendida no debe ocultar nada. Una luz encendida, sirve para ser vista y poder llegar a ella. Una luz encendida sirve para ver los obstáculos sociales e institucionales, que nos impiden con la libertad que tenemos cuestionar todas nuestras opresiones, nuestros miedos, nuestros desalientos y nuestra cobardia.

Y es que la libertad de pensamiento sobre todo, hace posible que la luz del Evangelio ilumine en este mundo.

El Evangelio es una recopilación de " recuerdos ". O mejor dicho, el Evangelio es el " recuerdo peligroso de la libertad ". Porque este recuerdo se refiere a aquellas tradiciones en las que nació el anhelo de libertad ( J.B.Metz ).

No hay comentarios:

Publicar un comentario