Es frecuente asistir a
reuniones, encuentros, homilías donde va uno observando que los pastores de la
Iglesia tanto Obispos como Presbíteros, suelen nombrar, hablar o citar poco o
nada al Papa Francisco.
Lógicamente uno se pregunta ¿porqué
será esto?
El papa Francisco, es un
hombre sorprendente, que cada día sorprende más. Dentro y fuera de la Iglesia.
Lo que más llama la atención, en este hombre, es su forma de ejercer su cargo
(el de Papa), y su forma de vivir (tan profundamente humana).
Francisco dice con
frecuencia que tenemos que volver a Jesús. Y en los evangelios vemos que
para Jesús lo importante no era la religión, ni sus cultos, ni sus ritos, ni
sus dirigentes, ni sus dogmas, ni sus normas. Sus tres grandes preocupaciones
fueron la salud de los enfermos, la comida de los pobres, aliviar los problemas
de los que sufren y las relaciones humanas. Y para dejar patente que eso es lo
primero, desobedeció constantemente a los sacerdotes, a los maestros de la ley
y a los observantes religiosos. Por eso lo mataron.
Por eso, lo que tiene
que distinguir a los creyentes en Jesús no son sus creencias, ni sus prácticas
religiosas, sino su forma de vivir. Y esta nueva forma evangélica de situarse
en la Iglesia es lo que más sorprende de Francisco. (Castillo)
Francisco está cambiando el
papado. Lo está transformando más de lo que muchos se imaginan. Y con el
papado, está transformado también a la Iglesia. Lo sagrado y lo ritual pierden
fuerza. Y crece en importancia lo humano, la cercanía a la gente, la sencillez,
la normalidad de la vida. Nace así un estilo nuevo de ejercer la autoridad en
la Iglesia. Pierde importancia en ella la religión. Y gana presencia el
Evangelio.
Además, estamos viendo que
este hombre es más fuerte y tiene más personalidad de lo que muchos decían. Una
personalidad original, que no le ha llevado a subir, sino a bajar. No para
alejarse de los últimos, sino para acercarse a ellos. El nuevo camino de la
Iglesia está trazado.
Ya no son intocables determinados
problemas morales que lo eran. ¿Se apela ahora, con la misma seguridad que
antes del Sínodo, a la llamada "Ley Natural"? ¿Sigue siendo un tabú
lo de la homosexualidad? ¿Alguien se atreve a decir que la Iglesia nunca podrá
permitir que los sacerdotes se casen? ¿Es tan impensable, como antes, la
posibilidad de que las mujeres lleguen a recibir el sacramento del Orden? ¿No
es verdad que la familia tiene hoy problemas mucho más graves y apremiantes que
los que se plantean en los confesionarios y en las sacristías? (Castillo)
Si ahora nos hacemos estas
preguntas - y otras similares -, esto nos viene a decir que en la Iglesia, sin
que nos hayamos dado cuenta, algo importante ha cambiado, Algo, o quizás mucho,
en temas mucho más serios de lo que imaginamos.
Francisco está cambiando la
forma de ejercer el poder El poder que prohíbe, impone, amenaza y castiga. El
"poder represivo" está ausente en Francisco. El está optando por un
"poder seductor" que no condena, no castiga, no se enfrenta al sujeto,
sino que le da facilidades, es amable y responde a lo que necesita la gente. Y
esto justamente es lo que el mundo está percibiendo en el papa Francisco. Lo
que las multitudes de Galilea percibían en Jesús de Nazaret, cuando Jesús
andaba por el mundo. (JM. Castillo)
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