Bajo el lema: "Jesús le
dice: “Dame de Beber" (Jn. 4, 7), comenzamos el próximo domingo día 18
hasta el próximo día 25 (la conversión de San Pablo), la SEMANA DE ORACION POR
LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.
Estas jornadas se llevan
celebrando desde que en 1908 el reverendo neoyorquino Paul Wattson eligiera la
fecha comprendida entre la fiesta de la cátedra de San Pedro -(fiesta que hasta
la década de los 60 había dos, la Cátedra de San Pedro: la Cátedra de Roma (18
de enero) y la de Antioquía (22 de febrero). Ambas celebraciones se fundieron
en esta última fecha)-, y la de la conversión de San Pablo, para abundar en el
"urgente deber del restablecimiento de la unidad entre todos los
seguidores del Señor".
A lo largo de esta semana, y
en conformidad con las distintas confesiones cristianas, católicos, luteranos,
anglicanos, ortodoxos y evangélicos de distinto signos y condición, oraremos
juntos en unidad de seguimiento a Cristo.
Pero esta unidad en la
oración, nos debe llevar a reflexionar desde mi punto de vista; ¿por qué ocurre
esta diferencia en el seguimiento de Cristo?
Y, desde mi punto de vista,
esto ocurre, porque hemos vinculado el seguimiento a Cristo con las normas y
leyes de cada una de nuestras creencias en Cristo. De manera que, cuestionar
algo del magisterio de cada una de esas creencias, es lo mismo que cuestionar a
Cristo. Y eso no es verdad. No nos cabe en la cabeza que la religión se puede
entender y se puede vivir de otra manera.
Jesús fue profundamente
religioso, como podemos comprobar en los Evangelios. Pero sus manifestaciones
religiosas no se adecuaron al modelo establecido de la ley judía. La
religiosidad de Jesús tuvo tres elementos muy claros: 1) la fe en el Padre; 2)
la oración; 3) la ética del respeto, de la libertad, la tolerancia, de la
igualdad y, sobre todo, del amor a todos ( JM.Castillo )
La fe cristiana ha nacido
del encuentro sorprendente que ha vivido un grupo de hombres y mujeres con
Jesús. Todo comienza cuando estos discípulos y discípulas se ponen en contacto
con él y experimentan "la cercanía salvadora de Dios". Esa experiencia
liberadora, transformadora y humanizadora que viven con Jesús es la que ha
desencadenado todo (Pagola)
El Mensaje de la Semana
de Oración por la Unidad de los Cristianos, en este año 2015, tiene como lema
la frase que Jesús le dice a la Samaritana: «Dame de beber» (Jn 1,4). Debemos
«probar agua de un pozo diferente y a dar un poco de la nuestra, es decir, a
saber reconocer y valorar el don de Dios y las riquezas y valores que están
presentes en los demás, a compartir, a darnos cuenta que la diversidad no es
una amenaza, sino que puede convertirse en una riqueza».
Y, aunque Jesús es
portador del agua viva que sacia de vida eterna, también va compartiendo
en el camino de la vida, dejándose cuestionar, por los hombres y mujeres que le
salen al encuentro y que le muestran la voluntad de su Padre Dios.
Este es también el sentido
del ecumenismo, darnos de beber mutuamente de las fuentes en las que,
durante siglos, han bebido diferentes iglesias cristianas, y que están llamadas
a mostrar el auténtico rostro de Cristo, desde su seguimiento y la puesta en
práctica de sus sentimientos encarnados en la realidad del mundo de hoy.
Que nuestras oraciones
comunitarias en esta semana por la unidad de los seguidores de Cristo, nos
lleve a una verdadera experiencia liberadora, transformadora en Cristo.
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