viernes, 16 de enero de 2015

“DAME DE BEBER”, LLAMAMIENTO A LA SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.

Bajo el lema: "Jesús le dice: “Dame de Beber" (Jn. 4, 7), comenzamos el próximo domingo día 18 hasta el próximo día 25 (la conversión de San Pablo), la SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.

Estas jornadas se llevan celebrando desde que en 1908 el reverendo neoyorquino Paul Wattson eligiera la fecha comprendida entre la fiesta de la cátedra de San Pedro -(fiesta que hasta la década de los 60 había dos, la Cátedra de San Pedro: la Cátedra de Roma (18 de enero) y la de Antioquía (22 de febrero). Ambas celebraciones se fundieron en esta última fecha)-, y la de la conversión de San Pablo, para abundar en el "urgente deber del restablecimiento de la unidad entre todos los seguidores del Señor".

A lo largo de esta semana, y en conformidad con las distintas confesiones cristianas, católicos, luteranos, anglicanos, ortodoxos y evangélicos de distinto signos y condición, oraremos juntos en unidad de seguimiento a Cristo.

Pero esta unidad en la oración, nos debe llevar a reflexionar desde mi punto de vista; ¿por qué ocurre esta diferencia en el seguimiento de Cristo?

Y, desde mi punto de vista, esto ocurre, porque hemos vinculado el seguimiento a Cristo con las normas y leyes de cada una de nuestras creencias en Cristo. De manera que, cuestionar algo del magisterio de cada una de esas creencias, es lo mismo que cuestionar a Cristo. Y eso no es verdad. No nos cabe en la cabeza que la religión se puede entender y se puede vivir de otra manera.

Jesús fue profundamente religioso, como podemos comprobar en los Evangelios. Pero sus manifestaciones religiosas no se adecuaron al modelo establecido de la ley judía. La religiosidad de Jesús tuvo tres elementos muy claros: 1) la fe en el Padre; 2) la oración; 3) la ética del respeto, de la libertad, la tolerancia, de la igualdad y, sobre todo, del amor a todos ( JM.Castillo )

La fe cristiana ha nacido del encuentro sorprendente que ha vivido un grupo de hombres y mujeres con Jesús. Todo comienza cuando estos discípulos y discípulas se ponen en contacto con él y experimentan "la cercanía salvadora de Dios". Esa experiencia liberadora, transformadora y humanizadora que viven con Jesús es la que ha desencadenado todo (Pagola)

El Mensaje de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en este año 2015, tiene como lema la frase que Jesús le dice a la Samaritana: «Dame de beber» (Jn 1,4). Debemos «probar agua de un pozo diferente y a dar un poco de la nuestra, es decir, a saber reconocer y valorar el don de Dios y las riquezas y valores que están presentes en los demás, a compartir, a darnos cuenta que la diversidad no es una amenaza, sino que puede convertirse en una riqueza».

Y, aunque Jesús es portador del agua viva que sacia de vida eterna, también va compartiendo en el camino de la vida, dejándose cuestionar, por los hombres y mujeres que le salen al encuentro y que le muestran la voluntad de su Padre Dios.

Este es también el sentido del ecumenismo, darnos de beber mutuamente de las fuentes en las que, durante siglos, han bebido diferentes iglesias cristianas, y que están llamadas a mostrar el auténtico rostro de Cristo, desde su seguimiento y la puesta en práctica de sus sentimientos encarnados en la realidad del mundo de hoy.

Que nuestras oraciones comunitarias en esta semana por la unidad de los seguidores de Cristo, nos lleve a una verdadera experiencia liberadora, transformadora en Cristo.


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