En esta fiesta cristiana de
Todos los Santos, quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de
mi fe en la vida eterna.
Creer en el cielo es para mí
resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno de nosotros es solo un
pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándome en Jesús, intuyo,
presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud
el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la creación y en el
corazón da la humanidad. Por eso, la liturgia para este día, elige sabiamente
el evangelio de las bienaventuranzas.
Evangelio según San Mateo 5,
1-12
“En aquel tiempo, al ver
Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos; y
él se puso a hablar enseñándolos: " Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos
heredarán la tierra. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán
saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que
trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios. Dichosos los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
Cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de
cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa
será grande en el cielo”.
Lo sorprendente de este
texto evangélico está en que, leyendo y releyendo, las nueve bienaventuranzas,
las nueve condiciones para alcanzar el Reino de los Cielos y la recompensa del
cielo. Nos encontramos con lo inesperado: ninguna de esas nueve
bienaventuranzas indican prácticas relacionadas con la religión. Las nueve
indican conductas relacionadas con la vida, con las condiciones y actitudes
desde las que se puede hacer algo eficaz para que esta vida sea más humana, más
soportable, más llevadera, más feliz. Lo que viven así en esta vida, y sólo los
que viven así en esta vida, tienen garantizada la promesa de felicidad sin fin
en esa forma de existencia en la que soñamos, aunque nos cuesta creer en ella,
y a la que denominamos la vida eterna. Es, en definitiva, la vida de todos los
santos. ( Castillo ).
De aquí, que no me resigno a
que Dios sea para siempre un "Dios oculto", del que no podamos
conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea
de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un
mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los
últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a
los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que
vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.
Por eso, hoy no es solamente
el día de aquellos Santos que la Iglesia a canonizado. Si no, que también es el
día, de todos aquellos que durante su vida fueron verdaderos testigos de
Jesucristo. Y también es el día de todos, aquellos que viven todavía y son
santos porque de su vida nace el amor de Dios, y no porque estén todo el día en
el templo, ni rezando, ni de novenas; son santos por que viven las
bienaventuranzas en el entorno que le rodea.
Porque no olvidemos que el
Reino de los Cielos comienza aquí en la tierra y termina aquí en la tierra.
TODOS HEMOS SIDO LLAMADOS A
LA SANTIDAD. VIVAMOS ESA SANTIDAD.
Los sábados, y desde que comienza el sábado a las doce de la noche, pongo el Evangelio del domingo, para que tengamos tiempo de leerlo y meditarlo. Pero al ser hoy sábado día festivo de todos los Santos, he creído conveniente hacer una pequeña reflexión sobre esta festividad. Así que mañana domingo desde que se inicie el día a las doce de la noche tendremos el Evangelio del domingo, correspondiente a la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
Los sábados, y desde que comienza el sábado a las doce de la noche, pongo el Evangelio del domingo, para que tengamos tiempo de leerlo y meditarlo. Pero al ser hoy sábado día festivo de todos los Santos, he creído conveniente hacer una pequeña reflexión sobre esta festividad. Así que mañana domingo desde que se inicie el día a las doce de la noche tendremos el Evangelio del domingo, correspondiente a la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
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