Hace exactamente un mes, todos
nos sobresaltábamos con la terrible noticia de que la auxiliar de enfermería Teresa
Romero que atendió en el hospital Carlos III de Madrid al misionero Manuel
García Viejo, fallecido el pasado 25 de septiembre por ébola, dio positivo al virus
en los dos análisis que se le han practicado.
Pronto de todo ello, como es
propio en esta querida España, hicimos un alarmismo y un caso mediático de
primera magnitud y nuevamente bochornoso como el de la gripe aviar y el de las
vacas locas. Se nos olvidó que un sistema sanitario como el español, garantiza
que cualquier caso que pueda llegar a nuestro territorio sea controlado de
manera rápida. Como hemos podido comprobar; ya que contamos con grandes
profesionales, con una red hospitalaria consolidada y organizaciones que
informan a la población debidamente, para crear esas grandes alarmas sociales.
Hoy gracias a Dios, todo ha
terminado felizmente. Teresa Romero, se encuentra recuperándose en su pueblo
natal al calor de su familia y amigos.
Pero desde mi punto de
vista, el fracaso de todo este montaje mediático y alarmista es de toda la
sociedad. Pues, lo más importante y urgente que deberíamos de reflexionar y
concluir, no es que cambien a los gobernantes o los medios de comunicación y a
todas esas potencias alarmistas. Sino que también cambiemos todos nosotros, de
forma que nos lleguemos a convencer que lo urgente es que nuestra vida sea más
solidaria. Lógicamente con esto no quiero decir que el problema no tenga su
riesgo e importancia, pero lo que sí es preocupante e indignante es que en
África vayan 3000 personas muertas y 7000 personas contagiadas con unos escasos
medios sanitarios. Y, ante ello, nadie protesta, nadie se alarma, nadie se
indigna. El ébola está en África porque está la pobreza. Si hubiéramos luchado
por atajar desde un primer momento el ébola de forma digna a los tiempos que
vivimos posiblemente no estaríamos hablando hoy tan enojadamente de este
problema.
Verdaderamente, la
experiencia vivida ¿NOS HA LLEVADO A LA SOLIDARIDAD?
Creo que no. El traslado en
un camión de la basura de un grupo de inmigrantes que arribaron este miércoles
en patera a una playa del sur de Gran Canaria, es el claro ejemplo de que no.
Esta realidad que vivimos,
debe transformar nuestra manera de pensar, para que esa nueva forma de pensar
se transforme en una nueva forma de vivir. Pues la transformación, no se nos
olvide vendrá de los de abajo, de los que viven en forma austera, sencilla y
solidaria, como diría Jesús: " Más fácil es que pase un camello, por el
ojo de una aguja, que un rico se salve”.
Pensamiento y vida, en
efecto, se condicionan mutuamente hasta llegar a veces a resultar imposible
distinguir si es el pensamiento el que orienta la vida, o, por el contrario, es
la vida la que lleva a una determinada forma de pensamiento.
Pero si nuestro pensamiento
se transforma en una vida solidaria, algo hemos conseguido.
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