Hoy festividad de San Lorenzo, existe un dicho de que, es el
día de más calor que suele tener el verano, ya que San Lorenzo murió asado en
una parrilla. Y la verdad sea dicha que, hoy esa tradición se está cumpliendo.
Pero tal día como hoy, de hace cinco años, también se calentaron
las parrillas de las bolsas económicas en todo el mundo, especialmente en los Estados
Unidos dando comienzo la crisis económica, que posteriormente se extendió al
viejo continente Europeo.
Crisis económica que debido a su alargamiento, va haciendo
mella en muchas personas y familias. No sólo en el plano económico, si no
también en el plano emocional, sentimental y humano por la falta del trabajo,
actividad que dignifica a la persona.
Pues bien, como consecuencia de estas necesidades, el pasado
lunes tuvo lugar en mi pueblo el famoso acontecimiento que abre todas las
noticias de la prensa nacional e internacional, el asalto a los supermercados. Yo lógicamente, no puedo compartir esa manera de actuar, y
mucho menos cuando para ello se emplea además la violencia a unas personas, que
lo único que hacen es trabajar para poder llevar también su sustento a su
familia. Vivimos en un estado de derecho, con unas normas y libertades para
todos, que rigen nuestra convivencia y esas no se pueden alterar, pues desde el
mismo momento que perdemos nuestro estilo de convivencia, lo perdemos todo.
Ahora bien, me pregunto; ¿cómo y porque, hemos llegado a
esta situación?.
Cómo hace cuatro años, se vivía en la opulencia del
consumismo, todo iba bien, según los dirigentes España era la Champion Ligue de
la economía, nadie se planteaba ningún recorte social ni laboral. De pronto, de
la noche a la mañana, todo se terminó. Pasando a extremos infinitamente
opuesto, cinco millones y medio de personas sin trabajos. Personas, que pierden
su casa, que no tienen para vivir. Recortes en asuntos sociales, tan
fundamental como la sanidad, dependencia, educación, investigación.
Pienso en estos momentos en la famosa fábula de Esopo
"La gallina de los huevos de oro". La historia del granjero pobre que
un día se acercó al nido de su gallina y vio al lado de está un huevo dorado
que brillaba. Pensó que era una broma, y se llevó el huevo a su casa y allí
pudo comprobar que era de oro auténtico. A partir de ese día, todas las mañanas
el granjero recogía un huevo de oro de la gallina, hasta que se hizo
inmensamente rico. A medida que se iba haciendo rico, se fue haciendo más
avaricioso e impaciente con la gallina. En un intento de obtener el máximo oro
de la gallina de una vez, el granjero la mató y la abrió, pero dentro de ella
no encontró nada de lo que buscaba. La moraleja de esta fábula es que debemos
ver más allá de lo que tenemos hoy, tenemos que ver qué queremos lograr en el
futuro.
Y eso, fue lo que posiblemente nos pasó. Está crisis, ha
sido el claro reflejo de la codicia humana. De la codicia de unos cuantos, que
no han sufrido la oposición de unos gobernantes, que tendrían que haber velado
por el interés de la mayoría, en lugar del de una minoría.
Desde mi punto de vista, lo más importante y urgente que
deberíamos de reflexionar y concluir, no es que todos cambiemos en nuestra
forma de pensar. Si n, que cambiemos todos nosotros, gobernantes, políticos,
banqueros, empresarios, trabajadores, de forma que nos lleguemos a convencer de
que lo urgente, es que nuestra vida sea más solidaria. Y que las riquezas que
hemos sido capaces de crear, solidariamente se compartan, y no permanezcan
solamente en manos de unos cuantos, que además alaban a Dios por que creen que
su riqueza es la verdadera conformidad de Dios con sus actos. Y que como
consecuencia son millones de criaturas, las que se encuentran hundidas en la
miseria más absoluta. Mientras que nosotros, por nuestra codicia humana hemos
creado un estado del bienestar para nosotros solamente, que además parece ser
que no somos capaces de mantener entre nosotros mismos, por esa misma codicia.
Esta realidad que vivimos, debe transformar nuestra manera
de pensar, para que esa nueva forma de pensar, se transforme en una nueva forma
de vivir. Pues la transformación, no se nos olvide vendrá de los de abajo, de
los que viven en forma austera, sencilla y solidaria, como diría Jesús: "
Más fácil es que pase un camello, por el ojo de una aguja, que un rico se salve
"
Pensamiento y vida, en efecto, se condicionan mutuamente
hasta llegar a veces a resultar imposible distinguir, si es el pensamiento es
el que orienta la vida, o, por el contrario, es la vida la que lleva a una
determinada forma de pensamiento.
Pero si nuestro pensamiento se transforma en una vida
solidaria, algo hemos conseguido.
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