Transcurrido un año de JMJ; sería bueno hacer una mirada atrás
y comprobar si los objetivos marcados por la jerarquía eclesiásticas se han
cumplido. Antes nada, quiero dejar claro que la JMJ fue un gran éxito, para la
Iglesia, el Papa, los Obispos y los jóvenes; especialmente desde el punto vista
mediático.
La primera pregunta que se realiza todo el mundo, es si
siguen estando esa multitud de jóvenes en la Iglesia; pues la realidad del día
a día, es que nuestras comunidades están a falta de muchos de ellos.
Quisiera empezar diciendo que, no deberíamos volcar las
cuestiones a reflexionar solamente en los jóvenes, si no también en nuestros
pastores, Obispos y Sacerdotes, como responsables pastorales de las comunidades
eclesiales. Y digo, todo esto, por que transcurrido
ese año y tras un pequeño balance, saben bien nuestros pastores, cuales son las
inquietudes, necesidades, ilusiones, que necesitan nuestros jóvenes en nuestras
parroquias. O por el contrario, nos quedamos con el gran éxito, que
posiblemente nos cegó, creyendo que lo que vimos esos días, era la realidad de
nuestra Iglesia.
Por otro lado, a vosotros jóvenes, también os pido que, desde
vuestra libertad y desde vuestra fe en Cristo, ALZAÉIS VUESTRA VOZ, MOSTRAR
VUESTRAS INQUIETUDES, VUESTRAS ESPERANZAS, VUESTROS DESEOS. Que no sólo
hablemos los mayores, si no que necesitamos escucharos.
Aunque la JMJ, quiso dar una imagen de fortaleza en la
Iglesia, pero no nos equivoquemos, la Iglesia necesita un cambio, como todo en
la vida. La Iglesia necesita seguir los signos de los tiempos, que el Espíritu
de la Verdad, nos va abriendo, y que nosotros no podemos dejar a un lado.
Dentro de unos días Benedicto XVI, nos llamará a un nuevo
acontecimiento en la Iglesia, a un año para profundizar en la FE, en un proceso
que hemos llamado LA NUEVA EVANGELIZACIÓN.
A esta altura, dentro de la Iglesia, no se sabe con claridad en que consiste eso de la nueva evangelización, pero lo que si tengo claro es que, sea lo que sea, no existe nueva evangelización, si no existe coherencia de nuestro estilo de vida con el de Jesús. Por otro lado pienso también que, para llevar a buen termino ese proceso de nueva evangelización, necesitamos centrar a la Iglesia con más verdad y fidelidad en la persona de Jesús y en su proyecto del Reino de Dios. Muchas cosas habrá que hacer, pero ninguna más decisiva que esta conversión, la de volver al mensaje de Jesús. Una Iglesia más sencilla, fraterna y buena, humilde y vulnerable, que comparte las preguntas, conflictos, alegrías y desgracias de la gente. Creando nuevas formas y lenguajes de evangelización, basado en el diálogo y en nuevos carismas que nos permitan comunicar la experiencia viva de Jesucristo. No sé, la verdad, si con estos eventos tan masivos conseguimos construir la Iglesia que nació del mensaje de Jesucristo.
A esta altura, dentro de la Iglesia, no se sabe con claridad en que consiste eso de la nueva evangelización, pero lo que si tengo claro es que, sea lo que sea, no existe nueva evangelización, si no existe coherencia de nuestro estilo de vida con el de Jesús. Por otro lado pienso también que, para llevar a buen termino ese proceso de nueva evangelización, necesitamos centrar a la Iglesia con más verdad y fidelidad en la persona de Jesús y en su proyecto del Reino de Dios. Muchas cosas habrá que hacer, pero ninguna más decisiva que esta conversión, la de volver al mensaje de Jesús. Una Iglesia más sencilla, fraterna y buena, humilde y vulnerable, que comparte las preguntas, conflictos, alegrías y desgracias de la gente. Creando nuevas formas y lenguajes de evangelización, basado en el diálogo y en nuevos carismas que nos permitan comunicar la experiencia viva de Jesucristo. No sé, la verdad, si con estos eventos tan masivos conseguimos construir la Iglesia que nació del mensaje de Jesucristo.
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