viernes, 17 de febrero de 2012

"DESPUES DE DOS MIL AÑOS DE EVANGELIZACIÓN, JESUCRISTO SIGUE MUY POCO CONOCIDO"

Como reseñaba en el post de ayer, Benedicto XVI decidió convocar la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema "La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana", para los días 7 al 28 de octubre de 2012. La asamblea sinodal tendrá como finalidad examinar la situación actual en las Iglesias particulares, para señalar, en comunión con el Papa, nuevos modos y expresiones de la Buena Noticia, que ha de ser trasmitida al hombre contemporáneo con renovado entusiasmo.

Debemos recordar que llevamos décadas hablando de la urgencia de la nueva evangelización. De esa nueva evangelización dirigida más bien a aquellos que se han alejado de la Iglesia en los países de antigua cristiandad. Fenómeno que, existe con diversos matices también en los países donde la Buena Noticia ha sido anunciada en los últimos siglos, pero todavía no ha sido suficientemente acogida hasta transformar la vida personal, familiar y social de los cristianos.

Al hilo de todo esto, es frecuente escuchar en ciertos ambientes clericales que, "después de dos mil años de evangelización, la Iglesia se encuentra hoy con que Jesucristo sigue siendo muy poco conocido y muy poco amado". Especialmente en "los países de vieja cristiandad", donde se dan "movimientos de apostasía implícita o explícita". Frente a la "situación de incertidumbre", se promulga el ejemplo del Evangelio, "una oferta a contracorriente".

Cuando uno piensa un poco detenidamente estas palabras, se plantea si la cuestión está en el conocimiento de Jesús o en el seguimiento de Jesús.

La realidad es que la espiritualidad crisitana ha sido pensada y explicada durante mucho tiempo por clérigos en general, creyendo siempre su superioridad sobre los laicos "mundanos". Con lo que se caracterizó más en un sometimiento de la religión, que en un conocimiento de Jesús. Ya que la religión somete a sus fieles mediante la presión sobre la conciencia, manipulando hábilmente los sentimientos de culpa, los miedos al castigo divino y otros oscuros sentimientos. Como se ha dicho muy bien, "la obra maestra del poder conssite en hacerse amar" (P.Legendre).

Pero cuando los laicos "mundanos", deciden profundizar en su fe y empiezan a leer los evangelios y a realizar una exégesis de ellos. Observan que la obra maestra de Jesús consiste en hacernos libres. Y con una libertad al servicio de la misericordia.

No es, que no se conozca, ni se ame a Jesús, si no que, posiblemente el problema es que, no se conoce, ni se ama al Jesús, que muchas veces los clérigos quieren presentar.

El seguimiento de Jesús, es lo que hoy la sociedad nos demanda a aquellos que nos llamamos sus seguidores. Y este debe de ser desde mi punto de vista el objetivo de "La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana".

Ya que para evangelizar, antes debemos de ser evangelizados.

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