Evangelio según San Mateo
11, 2-11.
En aquel tiempo, Juan, que
había oído en la cárcel las obras de Cristo, le mandó a preguntar por medio de
dos de sus discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a
otro?”. Jesús les respondió: “. Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y
oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la Buena
Noticia. ¡ Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. Al irse ellos,
Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: “¿Qué salisteis a contemplar en
el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre
vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a
qué salisteis, a ver a un profeta?. Sí, os digo, y más que un profeta: él es de
quien está escrito: “Yo envió mi mensajero delante de ti para que prepare el
camino ante ti”. Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan
Bautista, aunque el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que
él”.
COMENTARIO.-
El tercer domingo de
adviento, llamado “Gaudete”, es decir, Gozo, se utiliza el color rosado,
indicando la alegría al acercarse ya el nacimiento del Señor. (Cf. Flp. 4,
4-5), usado como antífona propia de ese día: "Estad alegres en el señor;
os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.
El Evangelio de este
domingo, comienza recordándonos que Juan había oído hablar de Cristo, por sus
obras y no por sus palabras. Por eso, Juan envía a dos discípulos a preguntar a
Jesús si él era el que tenía que venir arreglar este mundo; o había que esperar
a otro. Jesús contestó mostrando que lo que él hacía era curar enfermos,
aliviar penas y sufrimientos y especialmente anunciar la Buena Noticia a los
pobres.
Indiscutiblemente Jesús nos
deja muy claro, que la solución no está en los discursos, los argumentos, las
teorías, los dogmas, las celebraciones religiosas, ni las manifestaciones
ostentosas de la religiosidad popular. Si no que la Buena Noticia está en lo
humano, en lo muy humano, como poner buena cara en ciertos momentos, una
sonrisa de acogida, unos brazos abierto a la esperanza, un silencio oportuno,
una mirada de apoyo, una visita a un enfermo, a una persona sola, una
conversación de escucha, una escucha sin prisa, un acompañamiento sin palabras,
una ayuda en el trabajo, una ayuda en buscar un trabajo, en definitiva en
transmitir felicidad. Hacer y no hablar.
Jesús termina diciendo a los
mensajeros de Juan. “Dichoso el que no se escandalice de mí “. Que quiere
decir, que Dios está en nuestra felicidad y en la felicidad de los demás. No en
el sufrimiento y en el dolor, que nosotros provocamos a veces con nuestros
discursos religiosos.
En la corona de adviento
encenderemos la tercera vela que corresponderá a la tolerancia, practiquemos
durante esta semana está virtud. Posiblemente hagamos más felices a los demás.
DIFUNDID EL EVANGELIO.
PASALO.
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