sábado, 27 de febrero de 2016

EVANGELIO DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2016. TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Evangelio según san Lucas 13, 1-9.

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
- « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
- «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala.
¿Para qué va a ocupar terreno en balde?”
Pero el viñador contestó:
“Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”.»

COMENTARIO.-

Según el evangelio de Lucas, Jesús pronunció un relato breve y claro, una pequeña parábola sobre una «higuera estéril». Con ella quiso, despertar la actitud pasiva de quienes le escuchaban.

Posiblemente, si el evangelista no hubiera recogido esta parábola y Jesús se encontrase personalmente entre nosotros y nos la contara, tendríamos que ver, si despierta en nosotros ésa actitud que Jesús quería llevar a cabo a los que le rodeaban. Esta parábola despierta en nosotros los siguientes interrogantes: ¿Para qué una higuera sin higos? ¿Para qué una vida estéril y sin creatividad? ¿Para qué un cristianismo sin seguimiento práctico a Cristo?

Este acontecimiento, podemos considerarlo como una parábola abierta a la realidad de la Iglesia, que nos ha llamado y nos debe conducir a una reacción. ¿Para qué una Iglesia sin dedicación al reino de Dios? ¿Para qué preocuparnos tanto de «ocupar» un lugar importante en la sociedad, si no introducimos fuerza transformadora con nuestras vidas? ¿Para qué hablar de las «raíces cristianas» de Europa, si no es posible ver los «frutos cristianos» de los seguidores de Jesús? ¿El próximo papa podrá, inaugurar una nueva primavera para la Iglesia?

En este año que dedicamos a la MISERICORDIA , también esta parábola nos lleva a preguntarnos: ¿Para qué una religión que no cambia nuestros corazones? ¿Para qué un culto sin conversión y una práctica que nos tranquiliza y confirma en nuestro bienestar?


EMPIEZA SIENDO FÉRTIL DIFUNDIENDO EL EVANGELIO. PÁSALO.

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