sábado, 24 de octubre de 2015

EVANGELIO DOMINGO 25 DE OCTUBRE 2015. 30ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio según San Marcos 10, 46-52.

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar:
“¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”.
Jesús se detuvo entonces y dijo:
“Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”.
El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús.
Entonces le dijo Jesús:
“¿Qué quieres que haga por ti?”
El ciego le contestó:
“Maestro, que pueda ver”.
Jesús le dijo:
"Vete; tu fe te ha salvado”.
Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.


COMENTARIO.-

Para comprender bien este relato, debemos de tener en cuenta:

1º.- que la ceguera era considerada entonces como un castigo de Dios (Ex 4, 11; Jn 9,2; Hech 13, 11).
2º.- que los ciegos se veían obligados con frecuencia a mendigar (Mc 10, 46; Jn 9, 1-3).
3º.- que la curación de un ciego se veía como un hecho portentoso (Jn 9, 16)
4º.- que la ceguera simbolizaba las tinieblas del espíritu y la dureza del corazón (Is 6,9 s; Mt 15, 14-23; Jn 9, 41) (X. Léon-Dufor, Castillo).

Lo primero que el evangelista nos quiso dejar claro con la narración de este episodio es que, Jesús rompió con todo lo establecido sobre la marginación de las personas. La sociedad margina y desprecia al que no es reconocido y estimado, bien por su mísera posición económica, por su indignidad ética o por su mala imagen como creyente (Castillo). Además en aquella época la religión contribuía a eso; ya que la religión atribuía a castigos divinos lo que son desgracias humanas.

El evangelista recogió y quiso transmitir que Jesús le devolvió la vista a ese hombre, porque lo libero de su condición de mendigo, le restituyo su dignidad como persona que las creencias religiosas y la sociedad le habían arrebatado. Bartimeo recupero vio en Jesús la integridad de la vida, el respeto a la persona y la felicidad en el amor de Dios. Sin duda alguna, en Bartimeo podemos ver que cuando la fe es así de fuerte como la suya, vence toda condición y se pasa a formar parte del grupo de los seguidores de Jesús en la construcción del Reino de dios en la tierra.

Lo que hizo Jesús fue interpelar a cada uno de sus oyentes en su conciencia. Y les vino a decir: “Todos somos responsables de los abusos que se cometen en este mundo”. Es decir, Jesús remitió a cada cual para que revisara su propia culpabilidad. Esto es lo que casi nadie hace y, sin embargo es lo que más falta nos hace. Pues, cuando se comenten atropellos e injusticias, todos tenemos la tendencia espontánea de buscar “un culpable”. Y pocos, muy pocos, son los que piensan en su propia responsabilidad.

Por eso, el Evangelio de hoy nos llama a abrir los ojos ante la realidad del mundo. Ante la realidad de las injusticias y atropellos que en esta mundo de las tecnologías y de la comunicación se están cometiendo y que todos cerramos los ojos o miramos hacia otro lado. Cuando lo cierto es que si todos fuéramos más íntegros, más responsables y más libres, sin duda alguna, este mundo funcionaria mejor y en él habría menos sufrimiento y más respeto de todos hacia todos.

También el Evangelio de hoy nos debe hacer reflexionar sobre esas voces que se oyen en la Iglesia de quejas, lamentos, críticas y protestas por todas partes, sobre todo del gran abandono de los jóvenes. Quizás la figura de Bartimeo, nos ayude a la reflexión. Bartimeo no veía, pero si escuchaba la voz de Jesús. Puede que a nosotros nos flaqueen las dos cosas la vista y el oído. Puede que no veamos por donde tenemos que marchar; posiblemente no veamos el camino, porque no escuchamos la voz del Espíritu, la voz de los signos de los tiempos.  Una fe firme e insistente es el camino para seguir a Jesús.

HAZ QUE LA VOZ DE JESÚS SE ESCUCHE PASA ESTE EVANGELIO.



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario