Queridos Amigos.
Al parecer el
escrito:"DAR LA COMUNION A LOS DIVORCIADOS Y VUELTO A CASAR". Tiene
su gran diferencia.
Muchas gracias, a todos por
vuestros consejos, a los que no estáis de acuerdo con mi forma de pensar y a
los que me habéis manifestado vuestra inquietud y paralelismo. Todos, me
demostráis sin duda alguna, vuestra gran amistad y cariño.
A todos, los que no estáis
de acuerdo con mi razonamiento, os quiero decir; que, por mucho que leo mi
escrito, no encuentro en él, nada que pueda confundir a mis lectores, ni a
ningún creyente, ni a ningún miembro de la Iglesia.
Pues, no trato de poner en
discusión la visión cristiana del matrimonio, lo que intento es pensar: ¿qué
actitud debemos de adoptar ante tantos hombres y mujeres, muchas veces amigos y
familiares nuestros, que han roto su unión matrimonial y viven en la actualidad
otra unión, que no está bien considerada por la Iglesia?.
Debemos de recordar que los
divorciados que se han vuelto casar civilmente siguen siendo miembros de la
Iglesia. No están excomulgados; no han sido expulsados de la Iglesia. Luego si
esto es así, no tiene sentido participar en una comunidad eclesial, que no deja
sentarte a la mesa compartida de Cristo. Mesa compartida, que es el pleno
encuentro de la comunidad.
Lo que digo es, que
posiblemente nosotros no los comprendemos, y no es que no los comprendamos, es
que no somos nadie para juzgarlos. Los hermanos divorciados no deben de buscar
nuestro perdón, sino la voz amorosa de Dios en su conciencia. Porque ¿quién
somos nosotros para negarles que se siente a la mesa de Jesús?. Jesús, lo único
que nos recordó, es que antes de sentarse a su mesa, si tenías algún problema
con tú hermano, dejaras tú ofrenda en el altar, te reconciliaras con tú hermano
y entonces volviera nuevamente a la mesa. No le negó a nadie su mesa. Pues, Él
siente, la debilidad humana, que es reconfortada con el perdón. Por eso, Dios
Padre seguro que los comprende y les habla en la voz de sus conciencia desde su
infinita misericordia, amor, comprensión y compasión. Y por lo tanto, yo pienso
que, desde la voz de su conciencia, están llamados a sentare o no, en la mesa compartida
del amor de Cristo.
En cuanto a la
interpretación de los evangelios que hago, que algunos dicen que están fuera de
órbita. Quiero decir que, es importante tener en cuenta, que ellos son la
recopilación de "recuerdos", que los primeros cristianos fueron
recopilando, para que a lo largo de la historia, los hombres podamos seguir
siendo testigo de la luz de Cristo.
Los Evangelios, deben de
interpelarnos a todos los seguidores de Jesús, en nuestros días y, a cada uno
posiblemente nos ilumine en nuestros caminar de forma muy distinta. Lo
importante, es todas ellas nos lleven al verdadero encuentro con el amor de
Dios en nuestros hermanos.
Dijo Jesús a la gente:
" Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la
cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay
oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a
hacerse público. " Lc 8, 16-18.
La luz se enciende para ver,
pero para ver todo lo que se tiene que ver, no sólo lo que a nosotros nos
interesa ver. Una luz encendida no debe ocultar nada. Una luz encendida, sirve
para ser vista y poder llegar a ella. Una luz encendida sirve para ver los
obstáculos sociales e institucionales, que nos impiden con la libertad que
tenemos cuestionar todas nuestras opresiones, nuestros miedos, nuestros
desalientos y nuestra cobardía.
Y es que la libertad de
pensamiento sobre todo, hace posible que la luz del Evangelio ilumine en este
mundo.
El Evangelio es una
recopilación de " recuerdos”. O mejor dicho, el Evangelio es el "
recuerdo peligroso de la libertad”. Porque este recuerdo se refiere a aquellas
tradiciones en las que nació el anhelo de libertad ( J.B.Metz ).
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