martes, 14 de junio de 2011

NO HAY GLORIA DE DIOS, SIN DEMOCRACIA REAL

Mi reflexión de hoy va sobre los componentes del movimiento 15-M. Pues, el pasado domingo, decidieron levantar el campamento de las plazas que durante días han estado ocupando. Pero levantaron ese campamento; ¿hacia donde?. Posiblemente hacia nuestras conciencias.

Bajo el título "Profetas del 15-M" el teólogo José Arregui, hace una gran reflexión de la cual yo transcribo lo siguiente:

"No hay gloria de Dios sin democracia real. Y no hay democracia real cuando el 40 % de la juventud no tiene trabajo ni casa; cuando en las listas de las últimas elecciones españolas había tantos candidatos corruptos que nos seguirán mandando si han sido elegidos, y si no lo han sido también; cuando la eliminación del fraude fiscal en el Estado español permitiría dar 20.000 euros a cada uno de los 4 millones de parados; cuando 300 multinacionales gobiernan a todos los gobiernos; cuando unas pocas empresas controlan y manipulan a todos los medios de comunicación y hacen que la libertad de expresión e incluso de opinión sea mera ficción; cuando los países ricos imponen los precios y aranceles que les interesan; cuando el dinero sirve ante todo para ganar dinero; cuando están aplicando como remedio para la crisis las mismas medidas que la han provocado; cuando, solo en África, mueren 2 niños por minuto a causa de la malaria, y mueren 10 niños por minuto en el mundo por beber agua contaminada, y 21 niños por minuto por falta de medicinas (los matamos tú y yo, pero nunca habrá para ellos ninguna ley de víctimas); cuando el 40% de la humanidad vive con menos de 2 dólares por día; cuando los países ricos destinan a la ayuda del desarrollo menos que en los años 90; cuando lo que hemos dado a los bancos en crisis bastaría para resolver el hambre en el mundo durante los próximo 54 años por lo menos. No hay democracia real cuando se deja libre a un zorro en un corral, como se ha escrito. “No falta dinero. Sobran ladrones”, como dice un cartel en la plaza Arriaga.

¡Bien por esos jóvenes de nuestras plazas alegres e indignados, lúcidos y generosos, con su bloc y su boli moderando asambleas en corro, dando lecciones de política a los políticos, de economía a los economistas, de verdadera teología a los creyentes de todas las religiones! ¿Qué piden estos jóvenes en las plazas? Solamente piden aquello que debe y puede ser. “Esto es revolucionario y es solo el comienzo”, y de nosotros depende que tenga futuro, es decir, que tengamos futuro.

Son como los viejos profetas de la Biblia, que inventaron imágenes y palabras para el sueño posible, para Dios, porque dice Dios: “Mirad, voy a hacer algo nuevo, ya está brotando en las plazas, ¿no lo notáis. Trazaré un camino en el desierto, senderos en la estepa” (Isaías 43,19). Pero, con infinita inquietud en sus ojos, Dios dice también: “Oh criaturas mías, yo no podré hacer nada nuevo, ni trazar un camino en el desierto ni ser el futuro del mundo, sin vosotras. Yo no puedo nada sino gracias a vosotras".

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