lunes, 11 de octubre de 2010

11 OCTUBRE 1962. 48 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II

El 11 de octubre de 1962, el papa Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II.

Poco antes de ser convocado el Concilio Vaticano II, los teólogos pensaban unánimemente que, después de la declaración de la infalibilidad del Papa por el Vaticano I en 1870 y del ejercicio del magisterio pontificio, los concilios eran innecesarios. De ahí la sorpresa, entusiasmo y recelos que despertó la convocatoria de Juan XXIII de un "concilio ecuménico", el 25 de enero de 1959, cuatro meses después de ser elegido papa. El papa Roncalli captó inmediatamente las simpatías de todo el mundo por su autenticidad, humor, audacia y sencillez. Sugirió perspectivas nuevas, nunca impuso consignas, respetó la libertad de todos y dijo palabras decisivas en tono coloquial.

El Concilio fue inaugurado el 11 de octubre de 1962 por Juan XXIII, hace exactamente cuarenta y ocho años, con un discurso redactado por él mismo, que causó viva impresión. Sus palabras ayudaron a buscar la identidad de la magna convocatoria. No sería una reunión de obispos para condenar errores por medio de anatemas o proclamar afirmaciones dogmáticas sabidas, sino un concilio "eminentemente pastoral" que debía centrarse en la unidad de las Iglesias, la paz del mundo, la Iglesia de los pobres y la renovación de la vida cristiana. Al mismo tiempo denunció Juan XXIII a los "profetas de calamidades, que siempre están anunciando infaustos sucesos".
El acto se retransmitió a todo el mundo por televisión. Acudieron a la cita conciliar 2.540 obispos, mientras que en el Vaticano I hubo 744 y en Trento 258. Los obispos
del Vaticano I eran de raza blanca y en su mayoría europeos; en el Vaticano II hubo padres conciliares de todos los continentes y razas. Fueron nombrados peritos del Concilio teólogos hasta entonces sospechosos por su progresismo, a los que se sumaron otros partidarios de la reforma de la Iglesia. El influjo de los expertos fue decisivo. Se usó el latín como idioma del concilio.
No fue fácil para los 700 periodistas de todo el mundo dar cuenta del evento. El Concilio había despertado la atención de la Asamblea del C o n s e j o Ecuménico de las Iglesias, celebrada en Nueva Delhi en 1961, pero apenas interesó en el mundo islámico y en los medios religiosos judíos, al menos en un principio. Hubo observadores ortodoxos, anglicanos y protestantes.

Los meses anteriores a la inauguración del Concilio suscitaron una gran esperanza en el mundo católico y en el mundo cristiano en general. Juan XXIII había manifestado, recién elegido Papa, anhelos de paz, unión y renovación a todos los niveles. Al mismo tiempo había en los sectores progresistas desconfianza, dado el inmovilismo doctrinal reinante. En líneas generales faltó preparación y se advirtió, lógicamente, escasa experiencia conciliar.
A lo largo del verano de 1962 recibieron los Padres del Concilio siete esquemas, de un total de setenta proyectos. Antes de que los obispos se reunieran en la asamblea el 11 de octubre de 1962 se habían emitido juicios severos sobre el valor de los textos conciliares. De hecho, la mayor parte de todo el trabajo preparatorio, como se vio enseguida, fue casi inútil. La primera congregación general del 13 de octubre no duró ni una hora. Varios cardenales franceses y alemanes pidieron que se levantase la sesión y se diera tiempo a los obispos de conversar entre sí para proponer nuevos miembros de las comisiones. ( Casiano Floristan )

El Concilio Vaticano II, es considerado en todo el mundo católico como el acontecimiento más importante del siglo XX. Pero a falta de dos años, para que se cumplan medio siglo ( 50 años ) de aquel acontecimiento, podemos decir que tenemos la Iglesia que quiso ese Concilio, estamos en esa " primavera eclesial ", de la que se habló con tanto entusiasmo en los años sesenta.

Es lo que durante estos días de octubre, vamos a analizar.

2 comentarios:

  1. Por coincidencia di con este artículo.

    Me parece bueno recordar aquel tiempo en que la Iglesia buscó renovación, pero, lamentablemente, hoy, hay muchos miembros de la jerarquía que no están en esa línea y han tomado algunos puntos del concilio al pie de la letra para poder potenciar algunas cosas que no forman parte del espíritu de este concilio (por ej. la misa en latín).
    Creo que aún falta mucho para que el concilio llegue a hacerse realidad, pero, más allá de eso, creo que hace falta celebrar uno nuevo, ya que hay cosas que en ese concilio no se alcanzaron a tocar y que hoy inquietan a muchos hermanos que han sido callados. Sin embargo, sí han habido muchas cosas que sí se han logrado, las cuales han abierto espacios al mundo laical y en especial a la mujer, pero no son suficientes. El Espíritu del conclio no se puede escribir, porque es Dios mismo. Y, como no se puede escribir, muchos pueden no reconocerlo, lo cual ha ido pasando hasta el día de hoy, en especial en las corrientes que buscan volver a la Iglesia más pomposa, con mucho símbolo y con poco Dios.

    Te dejo un saludo, cuídate mucho y que Dios te haga feliz.

    ResponderEliminar
  2. Ayer acudía, a una de esas tantas reuniones eclesiales que realizamos. Y como es propio en ellas, se llega a un momento donde los temas a tratar, se desvirtúan por los cerros de Úbeda. Pero fue curioso para mí, el poder comprobar como ciertos sectores eclesiales achacaban los males de la Iglesia al Concilio Vaticano II. Lógicamente, Yo no pude resistir mi intervención.

    Que aprendí Yo de todo esto. Que al cabo de los 50 años de la realización del Concilio Vaticano II, una gran parte de miembros de la Iglesia, entre ellos sacerdotes, no saben por donde fue el Concilio Vaticano II . Y digo por donde fue, porque en la actualidad no se sabe por donde va.

    Ya se sabe que un Concilio tarda en implantarse aproximadamente de 40 a 45 años. Cosa de la cual estoy en parte de acuerdo y en parte no. Pues no es lógico que en una civilización donde los medios de comunicación son tan amplios, no se hayan aprovechado para la difusión y formación del Concilio en todo el Pueblo de Dios. En la parte de la cual puedo estar de acuerdo, es que no es tan fácil cuando hablamos de creencias religiosas, el cambio de una mentalidad en la misma generación del concilio. Lo lógico, es que se vaya realizando en la generación siguiente. Claro, y es aquí donde está el problema desde mí punto de vista. Ya que la generación que está pasando que es la de nuestros padres y abuelos, no está teniendo relevo en el interior de la Iglesia. Esto está dando lugar a que ciertos grupos que conservan ciertas tradiciones no existe relevo Es decir, la impresión para mí, es que el Concilio Vaticano II, fue el Concilio que permitió a los curas y monjas vestir de paisanos, de que la misa dejo de decirse en latín y de espalda a los fieles y sobre todo que la jerarquía eclesiástica

    ResponderEliminar