La progresiva disminución de
asignaturas de humanidades –literatura, filosofía, historia, geografía,
religión – en la educación primaria, secundaria, bachillerato y que contagia
a la universidad, es sin duda alguna un ataque frontal a la cultura y al
pensamiento, que posiblemente es lo que interese hoy, NO PENSAR, a todos
nuestros políticos.
Y, digo todo esto, porque la
otra mañana mientras desayunábamos las portadas de todos los medios de
comunicación nos recordaban que los grandes problemas que tiene España en estos
momentos y especialmente el sistema educativo es eliminar las clases de
Religión de todos los centros educativos, incluso los concertados. Esta es la
gran iniciativa que llevará el PSOE en su Programa Electoral.
Lógicamente, yo no tengo
nada en contra del PSOE, ni soy militante de ningún partido, pero llega ya un
momento que las cosas…….
En la última reforma de la
ley de Educación, la historia de la filosofía pasa a ser optativa y las horas
de literatura disminuyen. Sólo con este mero hecho, a los estudiantes – y a la
sociedad en general – se les trasmite la idea que estas materias no son
importantes, especialmente, porque no sirven para abrirse paso en la vida, ni
mucho menos en el mercado laboral. Recordemos también que, en los años ochenta
desapareció la asignatura de literatura universal, sólo permanecieron literatura
española y, en su caso, de la comunidad autónoma con lengua distinta al
castellano. Posteriormente, vino el recorte de la filosofía en el bachillerato.
Pues bien, esto sucederá ahora con la Religión.
Y, yo me pregunto: ¿Se puede
comprender lo que hoy es nuestra historia, nuestro pensamiento, nuestra
cultural y lo que nos pasa sin reflexionar sobre lo que pasaba en otros
tiempos? ¿Pueden entenderse cabalmente los fundamentos de la cultura
occidental, sin estudiar el decisivo paso que dieron los pensamientos
religiosos en su época?
Es importante destacar que
dentro del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), los estudios de
Teología, vuelve a cobrar un papel importante si atendemos a las dinámicas de
integración de las ramas del saber que se han generado con vistas a la
unificación del marco de educación superior en Europa. Las Humanidades
quedarían como huérfanas sin el apoyo de la Teología como uno de sus puntales
fundamentales. En efecto, desde el nacimiento mismo de las ciencias, sean del
espíritu o de la naturaleza, la Teología formó parte de las mismas, y no una
cualquiera sino su culmen y como su sentido último, al abarcar el campo
completo de estudio: Dios, el hombre y el mundo. Hoy vuelve a tener un papel
relevante en el ámbito de estudios universitario, especialmente por su aporte
integrador de las demás áreas del saber y por su capacidad de mediación entre
distintos niveles de conocimiento e interpretación del mundo en el tercer
milenio.
Entonces, si a nivel europeo
se está reconociendo los estudios de Teología, como parte integral del estudio
de las humanidades, porque se quiere suprimir el estudio de la religiones en
los centros educativos públicos.
Están bien la informática,
el inglés y otras asignaturas instrumentales, pero no dejemos de lado el
estudio de aquello que quizás no sirve como medio para ganarse la vida pero que
es substancial para crear posiblemente valores y pensamientos que permitan a
nuestros alumnos vivir de una manera decente y honrada, - posiblemente muy
alejada de los que piensan en la supresión de las humanidades - y decisiva para
construir hombres y mujeres con pensamiento libre y coherente que permitan
levantar las voces a aquellos que quieren controlar el pensamiento y la
libertad de los demás.
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