Si su paso por Cuba, nos ha
dejado un poco en la expectativa de este viaje; sin dudad alguna, en EEUU está
lleno nuevamente de gozo los corazones de los millones de fan que el Papa Francisco
tiene tanto católico, como no católico.
Y es que el discurso que el
Papa Francisco pronuncio ante el Capitolio de Washington, dirigiéndose a los
congresistas y dirigente de lo que hoy reconocemos como la primera potencia
mundial, y los representantes de la ONU, no tuvo desperdicio alguno.
Francisco, fue derecho a los
asuntos que más directamente afectan a la enorme mayoría de los habitantes de
este planeta. Escucharon al Papa decir: "Si es verdad que la política
debe servir a la persona humana, no puede ser esclava de la economía y de las
finanzas", ante un Congreso en el que la mayoría de sus miembros son
millonarios al servicio de los intereses turbios e inconfesables de los
mercados. A esto sumamos la condena inapelable del tráfico de armamentos, de
las guerras, el pronunciamiento en contra de la pena de muerte, y la
solidaridad con los pobres de este mundo.
Llegado a este punto, yo me
pregunto ¿Por qué nos llama tanto la atención los mensajes del Papa?, cuando el
Papa lo único que hace es hacer una teología narrativa de las actuaciones del
personaje principal de los evangelios, Jesús de Nazaret; o es que acaso, Jesús
no hubiera dicho lo mismo o más.
El papa Francisco no se
cansa de repetir que tenemos que recuperar el Evangelio, que tenemos que
leerlo, meditarlo, entenderlo, llevarlo en el bolsillo. Si no hacemos esto, y
si esto no se hace vida en nosotros, caemos sin más remedio en el cristianismo de
la religiosidad, la sacramentalidad, en definitiva de la mentira y el engaño.
Por eso, Francisco llega, nos
gusta, nos interpela, porque no se queda en la especulación de los tratados
teológicos de pensamientos académicos, sino que el Papa lleva consigo,
incorporado en su vida, las enseñanzas y la "memoria peligrosa y
subversiva" de Jesús (J.B. Metz).
Por eso, los mensajes del
Papa llega y nos gustan, porque es la realidad del evangelio cuando a los
poderosos les recuerda que no se puede soportar que unos pocos naden en todas
las abundancias, al tiempo que la inmensa mayoría de la humanidad se ahoga, se
muere, entre gritos de desesperación. Esto es construir el Reino de Dios y su
justicia en la tierra.
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