Si ayer dedique mi reflexión al terrible drama de Gaza, como
verdadero ejemplo de falta de fraternidad entre los seres humanos, hoy quiero
también reflexionar sobre la corrupción en nuestro país como verdadero ejemplo
también de fraternidad de un pueblo.
Haciendo algo de memoria,
recuerdo las movilizaciones por la democracia en la España postfranquista,
"Llibertat, amnistia i estatut d'autonomia", aquella lucha de los
catalanes por la democracia era conducida por la izquierda antifranquista, que
era el PSUC. Tras el regreso del presidente de la Generalitat en el exilio,
Tarradellas, vinieron unas cortes constituyentes y la redacción de una
constitución, bajo la tutela del Ejército, en la que participaron decisivamente
los catalanes, tanto Roca por la derecha como Solé Turá por la izquierda. Tarradellas
era demasiado mayor para tener un papel histórico en la recuperación del
autogobierno catalán y fue Pujol quien lo fundó y modeló, actuó hasta hace
cuatro días como el "padre de la patria". La pregunta es, ¿luchaban
verdaderamente por un pueblo independiente o por un pueblo dependiente de la
corona de Pujol?
Pujol es el claro ejemplo de
la absurda ambición humana, no se conformó con robar, engañar a su pueblo, sino
que además lo quiere llevar aún independentismo que le permita a él ser proclamado
rey. Pujol ha reinado en Cataluña, pero a reinado a espalda de su pueblo que
hoy debería de pensar tranquilamente y serenamente hacia donde van verdaderamente.
Hacía donde ellos quieren o hacia donde unos corruptos querían.
Recuerdo aquí las palabras
del Papa Francisco en las 47 jornadas mundiales de la paz "La corrupción y el crimen organizado se
oponen a la fraternidad". Finalmente, recuerda que "la fraternidad
toca todos los aspectos de la vida, incluida la economía, las finanzas, la
sociedad civil, la política, la investigación, el desarrollo, las instituciones
públicas y culturales.
Sirvan estas líneas como
prologo para el comentario del evangelio del próximo domingo.
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