La verdad que, nos
encontramos ante un fin de AÑO lleno de celebraciones, que no nos da tiempo a
pensar en todo.
Comenzamos ayer con la
fiesta de la familia, para continuar pasado mañana con el primer día del año
2014. Primer día del año civil, «¡Año Nuevo!», y la Jornada Mundial por la Paz,
fiesta, ésta última, que aunque originalmente es una iniciativa eclesiástica
católica, ha alcanzado una notable aceptación en la sociedad, gozando ya de un cierto
estatuto civil. Litúrgicamente, también pasado mañana es la fiesta de «Santa
María Madre de Dios»; también la «octava [los ocho días] de Navidad» y por
tanto el recuerdo de «la circuncisión de Jesús», celebración judía que se
celebraba al octavo día del nacimiento del niño, y en la que se le imponía el
nombre.
Si ayer dedique mi reflexión
a la familia, hoy será a la Jornada Mundial de la Paz, y mañana sobre la
festividad litúrgica de la Solemnidad de María Madre de Dios.
El próximo domingo 1 de Enero,
celebraremos las 47 Jornadas Mundial de la PAZ, bajo el lema:"LA
FRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y CAMINO PARA LA PAZ”, es el título elegido por el Papa
Francisco en su primer Mensaje para la 47 Jornada Mundial de la Paz.
En este Mensaje, consta de
diez puntos, incluidos un breve prólogo y una conclusión, intercalados por dos
citas bíblicas:"¿Dónde está tu hermano?" (Gn 4,9); "Y todos
ustedes son hermanos" (Mt 23,8), y seis frases con atributos de la
fraternidad: "La fraternidad, fundamento y camino para la paz",
"La fraternidad, premisa para vencer la pobreza"; "El redescubrimiento
de la fraternidad en la economía"; "La fraternidad extingue la
guerra";"La corrupción y el crimen organizado se oponen a la
fraternidad"; "La fraternidad ayuda a proteger y a cultivar la
naturaleza".
"La fraternidad es una
dote que todo hombre y mujer lleva consigo en cuanto ser humano, hijo de un
mismo Padre. Frente a los múltiples dramas que afectan a la familia de
los pueblos —pobreza, hambre, subdesarrollo, conflictos bélicos, migraciones,
contaminación, desigualdad, injusticia, crimen organizado, fundamentalismos —,
la fraternidad es fundamento y camino para la paz", señala la Santa Sede
en una nota.
El texto advierte que
"la cultura del bienestar lleva a la pérdida del sentido de la
responsabilidad y de la relación fraterna. Los demás, en lugar de ser nuestros
‘semejantes’, se convierten en antagonistas o enemigos, y frecuentemente son
cosificados. No es extraño que los pobres sean considerados un ‘lastre’, un
impedimento para el desarrollo".
"A lo sumo -denunció-,
son objeto de una ayuda asistencialista o compasiva. No son vistos como
hermanos, llamados a compartir los dones de la creación, los bienes del progreso
y de la cultura, a participar en la misma mesa de la vida en plenitud, a
ser protagonistas del desarrollo integral e inclusivo".
Por ello, "la
fraternidad, don y tarea que viene de Dios Padre, nos convoca a ser solidarios
contra la desigualdad y la pobreza que debilitan la vida social, a atender a
cada persona, en especial de los más pequeños e indefensos, a amarlos como a
uno mismo, con el mismo corazón de Jesucristo".
"En un mundo cada vez
más interdependiente, no puede faltar el bien de la fraternidad, que vence la
difusión de esa globalización de la indiferencia, a la cual se ha referido en
repetidas ocasiones el Papa Francisco. La globalización de la indiferencia debe
ser sustituida por una globalización de la fraternidad".
Finalmente, recuerda que
"la fraternidad toca todos los aspectos de la vida, incluida la economía,
las finanzas, la sociedad civil, la política, la investigación, el desarrollo,
las instituciones públicas y culturales. El Papa Francisco, al inicio de su
ministerio, con un Mensaje que está en continuidad con el de sus Predecesores,
propone a todos el camino de la fraternidad, para dar un rostro más humano al
mundo".
Ante estas palabras del Papa
Francisco, recuerdo aquí que el pasaje evangelio de la multiplicación de los
panes y los peces. Jesús no realizó la multiplicación de los panes y los peces
de forma material. El milagro de Jesús fue crear un ambiente de Fraternidad y
del Compartir entre todos.
Jesús en esta multiplicación
de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el momento. El
milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el
interior de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y,
dejando a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se
maravillaron después de que vieron que el alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron
entonces que si el pueblo pasaba hambre y necesidad, no era tanto por la
situación de pobreza, sino por el egoísmo de los hombres y mujeres que
conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás pasaran
necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de las primeras
comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto
que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al
partir el pan se descubre la presencia nueva del resucitado.
La Fraternidad y el
Compartir son los primeros peldaños para construir el Reino de Dios.
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