La reciente Exhortación del
papa Francisco sobre la evangelización: “Evangelii Gaudium”, creo que nada más
por su título queda totalmente resumida. Pues no es fácil decir más con dos
palabras “La Alegría del Evangelio”.
Creo que era necesario
escuchar estas palabras, especialmente en este conteniente viejo de Europa, donde
con el paso del tiempo, no hemos dedicado más a vivir nuestras normas
eclesiásticas que la Alegría del Evangelio.
Es curioso, no dice que no
pueda haber alegría sin Evangelio, sino que no puede haber Evangelio sin
alegría. No dice que quien cree en el Evangelio no vaya a conocer la tristeza,
sino que quien anuncia el Evangelio ha de procurar aliviar la tristeza en sí
mismo y en los demás. No dice que baste sentirse contento sin luchar contra
todo lo injusto, sino que a toda lucha sin alegría le falta corazón.
Evangelii gaudium. Dos
palabras bastan, o incluso solo una: “Evangelio”, pues Evangelio significa eso,
“buena noticia” o simplemente alegría.
Nos acercamos a la Navidad y
a esos pastores que representan a la gente sencilla y humilde de este mundo se
les anuncio “No temáis, os anuncio una gran alegría que lo será para todo el
pueblo” (Lc 2,10). El Papa Francisco nos habla con la alegría que todos estamos
esperando, pero especialmente con la alegría del Evangelio.
¿Qué es un cristiano sin el
Evangelio?
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