viernes, 20 de abril de 2012

CARTA A UN AMIGO SEMINARISTA.

Todas las mañanas a las 7,40 horas, participo de la Eucaristía en la Comunidad de la Hermanas de la Cruz de Écija. Junto con la Comunidad de las Hermanas, estamos un grupo reducido de seglares, que somos llamados "los mañaneros", por nuestro sacerdote D.Manuel Blanco. D. Manuel, con su estilo sencillo, humilde y sus cosas, ha sabido crear en nosotros amistad, compañerismo y comunidad.

Hace un año aproximadamente, una mañana nos encontramos en nuestra celebración eucarística con un joven, que nos llamo la atención. Primero por su juventud, segundo porque no era del pueblo. Procedente de Bilbao, cae en esta tierra para trabajar en el mundo de la ingieneria. Poco a poco, entro en nuestro grupo y en nuestras vidas. Ayer, nos dio una alegría a todos los del grupo, nos comunicaba que se va al seminario. Este amigo es David; y a él, quiero dedicar en nombre de "los mañaneros + el cura", la reflexión en el día de hoy en el blog.

Querido amigo David.

Por desgracia, tal como es vivido hoy por la mayoría de nosotros el cristianismo, no suscitamos "seguidores" de Jesús, sino más bien "admiradores", personas religiosas, fieles a costumbres populares, que intentan cumplir mejor o peor con esas obligaciones religiosas.
Indiscutiblemente, y desde mi punto de vista, la renovación de la Iglesia, pasa más hoy en día por el seguimiento a Jesús, que por las normas y costumbres religiosas ya establecidas.

Por eso querido amigo David, en este día tan especial para tí y para todos nosotros que formamos parte de la comunidad eclesial, en el que nos comunica tu marcha al seminario, quisiera hacerte recordar el comienzo del evangelio de Marcos, él cual empieza diciendo: "Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios". Que nos quiere decir Marcos, que el comienzo, el punto de partida, para conocer a Jesús es el "Evangelio", que significa literalmente "Buena Noticia". Osea, que el evangelio nos debe de abrir a una nueva noticia, a una nueva esperanza, a una nueva fraternidad, a un nuevo encuentro con Cristo y nuestro hermanos, lógicamente en los tiempos en que vivimos.

Cuando recibas tu ministerio, que te llevará a proclamar la palabra de Dios y su predicación, quiero que recuerdes para siempre, este día en que un amigo de Écija, al cual no conocías de nada, te recordaba com mucho tiempo de antelación, las palabras que escucharas en la liturgia de tú ordenación, cuando el Obispo te haga entrega el Evangelio: "VIVE, LO QUE PREDICAS".

Que tu ministerio, este verdaderamente al servicio y entrega de la construcción del Reino de Dios en la tierra, de tu amigo.

Rafael

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