viernes, 9 de julio de 2010

JESÚS, REFORMÓ LA RELIGIÓN

Nuestra religión, procede de la religión del pueblo de Israel. Este pueblo vivía su religión, como la religión que Dios había revelado al mundo. Dentro de este entorno, nace Jesús. Jesús fue judio, nacido y educado en Israel, y por lo tanto en la religión de Israel. Jesús observa que la religión en la cuál Él es educado, había sufrido ciertas deformaciones a lo largo de los siglos y por causa de sus dirigentes ( sacerdotes, levitas, letrados, fariseos y saduceos ); los cuales se habían afirmado en sus intereses, olvidando al resto del pueblo de Dios. Por eso, sin duda, Jesús pensó que lo más urgente era reformar la religión revelada a su pueblo. Y efectivamente en Jesús, Dios se humanizó y se nos reveló. Y en Jesús se escribió las pautas para la construcción del Reino de Dios.
Qué quiero decir con esto. Qué nuestra religión, es decir, el cristianismo nació de un laico, del mensaje de un laico, Jesús. Pues Jesús, no perteneció a la clase sacerdotal, ni fue sacerdote; según podemos deducir de la lectura de los evangelios. Pues bien, la iglesia naciente de este mensaje de Jesús en la fiesta de pentecostés, se estructuró " apostólicamente ", a partir de los doce apóstoles, cuyos sucesores se vieron en los obispos. Pero estó, no fué institucionalizado por Jesús. La sucesión apóstolica o episcopal es producto de la evolución de la Iglesia hasta el siglo tercero. Consiguiendose con ello, nuevamente una religión de dirigentes sacerdotales.

Conclusión de todo esto. Y es que los cristianos debemos aceptar la estructura apostólica y jerárquica de la Iglesia universal, así como de las Iglesias diocesanas y locales. Pero teniendo muy claro que, antes que cualquier estructura, está la voluntad de Jesús y por lo tanto la nuestra de reformar la religión, en el momento que está no coincide con su verdadero mensaje, recogido por la tradición en los evangelios. Y que la jerarquía debe de actuar como referencia de unidad en Cristo y no como referencia de poder y de sumisión del pueblo de Dios.

Luego, si la renovación de la curia diocesana de Sevilla, es como punto de reforma religiosa y estandarte de unión en Cristo, bien venida sea. Si sólo es renovación de la curia, para conservación de las tradiciones, se confirmará que la reforma de la religión vendrá de los laicos.

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