martes, 12 de noviembre de 2013

NO EXISTE VERDADERA JUSTICIA, SIN EL PERDÓN A LA VÍCTIMA

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha optado por seguir su propio criterio y resolver los recursos de los etarras que han solicitado su excarcelación tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que anuló la aplicación de la doctrina Parot. Con un ajustado resultado de nueve votos contra ocho, los magistrados de la sala decidieron el pasado viernes día 8 de Noviembre decretar la libertad de nueve etarras que, de no habérseles aplicado la fórmula elaborada por el Supremo en 2006 para el cómputo de las redenciones (la llamada doctrina Parot), habrían estado ya en libertad desde hace años, en la mayoría de los casos.

El primero en salir ha sido el etarra Juan Francisco Gómez López, que llevaba 22 años presos y ha abandonado la prisión de Basauri (Bizkaia) antes de la seis de la tarde. Domingo Troitiño, condenado por el atentado de Hipercor, ha abandonado también la prisión de Teixeiro (A Coruña): llevaba 26 años preso de los 1.000 a los que fue condenado por 22 asesinatos. El mismo Troitiño ha dicho a los reporteros gráficos "ya está", una vez captaron su imagen, mientras que sus acompañantes han pedido a los informadores que busquen otra profesión más digna, con distintos mensajes en este sentido.

José Ignacio Urdiain ha abandonado la prisión de Picassent (Valencia) tras 24 años entre rejas. Habría salido en 2009 de no habérsele aplicado la doctrina Parot.

Jokin Mirena Sancho y Luis María Azcargorta salieron del centro penitenciario de Zuera. El primero había condenado a más de 156 años de cárcel por varios atentados, entre ellos el asesinato en 1983 de Jesús Blanco Cereceda, jefe de comunicaciones del aeropuerto de Noain en Pamplona, y el del policía nacional Diego Torrente Reverte en 1984.

Elías Fernández Castañares, integrante del comando Orbaiceta y preso en la cárcel de Villabona (Asturias) desde hacía 27 años. El último en salir ha sido Isidoro María Garalde Bedialauneta, alias Mamarru, que ha abandonado en torno a las ocho de la tarde el centro penitenciario de Puerto I, en El Puerto de Santa María (Cádiz) al grito de "ondo nago" ("estoy bien").

Asimismo, Joseba Koldobica Artola ha sido otro de los etarras que ha quedado en libertad. Detenido en 1986 y condenado por dos asesinatos se encontraba en la cárcel de Daroca. Habría salido de prisión en 2006 de no ser por la doctrina Parot.

Por su parte, Luis María Azcargorta había sido condenado a más de treinta años de cárcel por el atentado con una bomba-lapa cometido por el comando Araba en 1985 en Vitoria en un vehículo de un policía nacional Félix Gallego Salman, que falleció.

Por nueve votos frente a ocho, la sala ha acordado la puesta en libertad de nueve de los once presos.

Lógicamente, todo esto está produciendo una nueva división en la sociedad, entre los que son partidarios de la ley y los que no. Los familiares de las víctimas se revelan ante la crueldad del que le quito la vida a un ser querido, este en libertad. Los que tienen asuntos pendientes con la justicia desde hace años –que es lo normal-, ven como esto se resuelve en horas. Por parte de los presos y los grupos que lo apoyan, los primeros su ansiada libertad, los segundo la voz de su victoria.

Mi opinión al respecto de todo esto y desde mi punto de vista cristiano, es de denunciar que la justicia, en este país llamado España – por el momento-  no es igual para todos. Pues, no se resuelve todo con la misma rapidez. Y con esto,  no quiero decir que no esté de acuerdo con la liberación de los presos etarras, si la ley lo ampara. Pero lógicamente, lo que no puedo estar de acuerdo, es que salga sin el más mínimo arrepentimiento de quitar la vida a otra persona, en definitiva sin pedir perdón por lo menos a sus víctimas, por mucha condena que hayan cumplido.


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