Evangelio según san Juan 13,
31-33a. 34-35
Cuando salió Judas del
cenáculo, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el
Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Sí Dios es glorificado en él,
también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de
estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo:
que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros.
La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis
unos a otros.»
COMENTARIO.-
En el recorrido de este
tiempo Pascual camino hacia la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu
Santo, la liturgia nos ha ido enseñando los distintos lugares, donde podemos
encontrar al Señor Resucitado, la Eucaristía,
la comunidad de discípulos, como deben ser los pastores de esa comunidad. Pues
bien, el Evangelio de este domingo nos llevar a descubrir la verdadera
presencial del Señor en la comunidad de creyentes en Él.
El evangelista Juan, nos recoge en este evangelio que la comunidad
de los seguidores de Jesús, tendrá que ser una comunidad “de amigos”, porque
así los ha querido Jesús: “vosotros sois mis amigos”; “ya nos os llamo siervos,
a vosotros os he llamado amigos”. La comunidad de Jesús será una comunidad de
amistad. Y este será el verdadero gesto de los que, formamos parte de la
comunidad de los seguidores de Jesús. Porque, la amistad promueve la igualdad,
la reciprocidad y el apoyo mutuo. La amistad promueve lo que nos une, no lo que
nos diferencia. Nadie está por encima de nadie. Ningún amigo es superior a
otro. Se respetan las diferencias, pero se cuida la cercanía y la relación.
La comunidad cristiana
posiblemente a lo largo de la historia ha abusado muchísimo del término amor, no
sabiendo aplicarlo, ya que para aplicarlo debemos de aprender el amor de Jesús.
Una comunidad basada en la
«amistad cristiana» enriquecería y trasformaría hoy más que nunca a la Iglesia
de Jesús. Por eso, el posible camino emprendido por el Papa Francisco, en sus
gestos de cercanía, servicio, entrega, preferencia por los necesitados, puede
ser un nuevo revulsivo a esa Iglesia que parece que se va diluyendo entre
nosotros. Hemos de recordar aquella
famosa frase de Tertuliano cuando
informaba de los cristianos a las autoridades civiles y decía: “Mirad cómo se
quieren, hasta el punto de dar la vida unos por otros”
¿Cómo es posible que nuestro
cristianismo haya cambiado tanto?
AMÉMONOS CÓMO JESÚS NOS AMÓ.
DIFUNDID EL EVANGELIO COMO
SEMILLA DE AMOR. PÁSALO.