La fiesta de hoy de Madre Mazzarello, debe de servirnos no solamente para descubrir los datos históricos de Madre, si no para seguir creciendo en la vida como dice el lema de este año, descubriendo verdaderamente el secreto de Madre Mazzarello y que nos lleve a afrontar con alegría ese proceso de unificación que tenemos presente y esos 75 años de nuestra Inspectoria.
Es bueno recordar hoy, que el
secreto de Madre Mazzarello reside en el testimonio personal y comunitario, de
ese espíritu que nació en Mornese, que fue sin duda alguna, vivido de forma
original por ella y por la primera comunidad de Hijas de María Auxiliadora.
En Mornese, Madre Mazzarello
y las primeras hermanas fueron capaces de traducir al ámbito femenino el don
recibido del Espíritu Santo y vivido por Don Bosco.
En Mornese se vivió y se
expresó con el corazón y el estilo de mujer:
• La Alianza con Dios a
través de una vida interior de fe, esperanza y caridad catalizada por el donde
predilección de la juventud.
• Un estilo ascético-místico
salesiano, como Don Bosco en Valdocco.
• La participación en la
misión de la Iglesia con una conciencia viva de sentirse invitadas por Dios
para una implicación apostólica a favor de las jóvenes necesitadas.
• El Sistema Preventivo como
sabiduría operativa o criteriología pastoral en la manera de realizar la
misión.
• Una forma peculiar de vida
evangélica, según una clara y concreta elección religiosa, en una Congregación
capaz de adaptarse a los tiempos.
Para ello, en el día de hoy,
además de disfrutar y pasarlo bien porque es un día festivo para nosotros,
también debemos de intentar redescubrir nuevamente nuestras raíces carismáticas
y profundización de nuestra espiritualidad, que nació de ese espíritu de
Monerse, con el fin poder desarrollarlo hoy en función de los signos de los
tiempos que nos ha tocado vivir.
El estilo con el que Don Bosco
y Madre Mazarello, se hizo presente entre los jóvenes, en la sociedad de su
tiempo, han constituido una herencia, que todos nosotros como miembros de esa
gran familia salesiana debemos de custodiar y transmitir, a los que hoy, se
consideran sus seguidores, a todos los jóvenes y miembros de esta gran
comunidad que formamos todos los seguidores de Cristo en la Iglesia.
Para ello, a las puertas de
esa unificación debe servirnos para crecer en la vida reencontrándonos con ese
espíritu de Morense, de manera que nos permita descubrir nuestras tres
dimensiones personales.
Una dimensión de
comunicación con Dios, que nos abra a esos jóvenes a una comunidad de hermanos
y hermanas que proclamamos el mensaje del Amor de Dios manifestado en Jesús
para el mundo desde la alegría del Evangelio, como nos recuerda el Papa
Francisco.
Una dimensión personal, que
nos permita construir desde esa casa que evangeliza buenos cristianos y
honrados ciudadanos, hombres y mujeres con verdadera voz de encuentro, diálogo,
amistad y apoyo entre todos.
Y, una dimensión de
comunicación con el mundo, que nos permita una verdadera vida de entrega
apostólica, de creatividad pastoral, de búsqueda de caminos para un diálogo
fecundo con las culturas juveniles y las realidades humanas de este mundo.
Feliz Día de Madre
Mazzarello con todo mi cariño Rafael González Martín